Como se suele decir una imagen vale más que mil palabras,
y ahí quedan las hemerotecas para demostrar lo que digo, al margen de que a
este artículo le acompañan algunas fotos, pero como digo, siempre, incluso en
carnavales cedíamos la presidencia. Obviamente se demuestra el bagaje de un
señorito que había sido antes Presidente del Gobierno de Canarias, Ministro del Reino en
dos ocasiones, Diputado a Cortes, Senador y Diputado autonómico en Canarias.
Así que con esa consigna, la presidencia siempre se cedió y así se comunicaba a
los colegas. Creo que esa regla de cortesía ya no se cumple.
En todas las galas el Alcalde
siempre tenía un gesto carnavalero y así se ponía una máscara veneciana, o se
tocaba con un sombrero de pirata, o con una bufanda brillante y sombreo de copa
a juego. Un año conseguimos que el Presidente del Gobierno se sumara y se
tocara con una corona de laurel.
Como se ha dicho en el primer artículo de esta serie,
desde el segundo año, impusimos la gala de protocolo, con entrada
independiente. Conseguimos que el pueblo pudiera acercarse hasta el escenario,
pero sobre todo reducimos en 300 las entradas que se reservaban a
patrocinadores y protocolo de 800 pasamos a 300, y al estar la grada en un lado
pasaba desapercibida, por lo que también desaparecieron las críticas sobre si
se llenaba tarde, que si tenían los sitios reservados, etc…
La grada tenía un único acceso
y se dividía en tres bloques, el bloque uno lo conformaban los patrocinadores
VIPS y los patrocinadores generales. El bloque central lo formaban en primer
lugar los galardonados del carnaval, y en detrás en un falso palco creado
quitando una fila las autoridades del R.D. 2.099/1983 que como ya se ha dicho
estaban presididos por el Concejal de Festejos y Carnaval, ya que el Alcalde
presidía en al patio de butacas con el Presidente del Gobierno, la Delegada del
Gobierno y el Presidente del Cabildo de Gran Canaria como únicas autoridades. Este
bloque lo completaban invitados. El tercer bloque lo formaba la corporación que
se sentaba sin orden ni concierto mezclándose gobierno y oposición según iban
llegando y en buena sintonía, y justo detrás más invitados.
Esta grada que fue todo un acierto organizativo ha
desaparecido como grada de protocolo y se ha vuelto al antiguo sistema de
reservar casi la mitad del patio de butacas, como se he dicho el talante del señorito
imprime la forma de hacer protocolo.
Las galas son todas iguales, en
lo que a su mecánica se refiere y en lo que nos afecta al tema protocolario, al
final de la gala toca coronar a la Reina del Carnaval o al Drag Queen. Desde el
primer año, y conociendo en persona como se comporta la prensa que intentando
hacer lo mejor que sabe su trabajo, corren por el escenario como locos para ser
los primeros en recoger las declaraciones de los agraciados ordené el cierre y
bloqueo absoluto del escenario mientras estuviese el Alcalde en el escenario.
Durante la primera gala se formó un grandísimo revuelo,
incluso entre el personal de la organización, pero no cejé en mi decisión y el
escenario fue bloqueado por la policía local. Esta decisión fue respaldada por
el Alcalde no sin antes recibir muchas críticas por mi actuación, pero
entendiendo mis motivos que no atendían a otra cosa que criterios
profesionales, me respaldó y así se actuó durante todo nuestro mandato. Cuando yo
retiraba al Alcalde tras coronar a la
Reina o al Drag Queen, nosotros salíamos por un acceso diferente para que
entraran a tropel los medios de comunicación y los equipos de diseñadores.
Con el paso del tiempo los propios medios agradecieron el
bloqueo, sobre todo la televisión retransmisora, ya que le daba más tiempo para
poder tener imágenes limpias de los galardonados, antes de verse inmersos en un
mar de gentes alborotadas, unos por trabajo y otros por júbilo.
Nuestra llegada al ayuntamiento fue un revulsivo en lo
que a los carnavales se refiere. A la hora de entregar premios ser formaba
tremenda pelotera entre los políticos de todo signo y condición, y de todas las
administraciones por subirse al escenario. El Alcalde fue tajante “No quiero
políticos en el escenario, esta fiesta es del pueblo que se entreguen los
premios entre ellos”. Efectivamente así fue, desde ese momento los premios los
entregaban miembros del carnaval, murgueros, comparseros, diseñadores,
patrocinadores, etc… ni siquiera el Concejal de Festejos y Carnavales entregaba
premios. Luego nos costó un triunfo convencer al Alcalde para que él si subiera
a coronar a la Reina y al Drag, que si eso no ocurría sería una ruptura muy
grande y al final lo convencimos. El Alcalde subía al escenario acompañado por
la Reina o el Drag saliente y coronaba al galardonado, el resto de premios los
entregaba quien ostentara la presidencia del jurado, donde se había dado
también la consigna de prohibir a los políticos.
Muchos fueron los presentadores que pasaron por las
diferentes galas, pero siempre recordaremos con especial recuerdo a mi Amigo
Boris, porque estaba tan a gusto que al bajarse del escenario según acabó la
gala se fue a la zona de la organización en la trasera del escenario donde
tenemos montado un comedor, una cocina, algunas oficinas, y hasta dormitorios,
y allí se divirtió muchísimo con Daniel Calero, maravilloso humorista e
imitador canario que lo imita muy bien. Da la casualidad que Daniel es hijo de
una de las Tenientes de Alcalde que es también muy divertida, así que a esta
fiesta, a la que también se sumó el Alcalde fue muy divertida e inolvidable.
Hay actos que daban mucho trabajo, como eran los
carnavales, como ya se ha dicho durante 3 viernes sucesivos se producía el
pregón, la gala de la Reina y la gala Drag Queen, y eso implicaba que unas
invitaciones se pisaban con las confirmaciones de otras. Aun así, y a pesar del
trabajo que daban, jamás podré olvidar los cuatro años organizando el protocolo
de las galas del carnaval, es de esas experiencias enriquecedoras y divertidas
que uno se lleva en su maleta.
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